martes, 29 de enero de 2008

Y por eso escribo...

A veces siento que si no me enfrento a mis miedos no sirvo para nada. Soy humano que le voy a hacer, y como todos, he llorado. He llorado porque forma parte del ciclo de la vida desde que el hombre es hombre. Me he llevado algunas decepciones que casi pueden conmigo, pero he descubierto que la tristeza no me mata, tan solo me hace más fuerte. Y ahora estoy endurecido. Endurecido del corazón, del alma y del pensamiento. Pero no puedo evitarlo. Sigo teniendo miedos. Supongo que esto será porque por dentro sigo siendo ese niño que viajaba a hombros de su padre a través del campo, envolviéndose de naturaleza. Pero este niño no ha superado sus miedos. Mi mayor miedo es estar triste, a la vez que mi mayor satisfacción. Cuando estoy triste, mi musa está ahí apoyandome en todo momento. Y por eso escribo. Me he dado cuenta de que soy capaz de sonreir en los momentos más difíciles, intentando siempre estar feliz. Pero hay momentos en los que todos nos sentimos tristes. Y yo necesito escribirlo. Escribir deja salir mi tristeza. Descargo todo lo que pienso en palabras dotadas de cierto sentido, hasta que me siento descansado, vuelvo a leer lo que he escrito y sonrío. Y lo hago porque ahí se ha quedado reflejado lo que pienso en ese momento, y cualquier preocupación o mal que ocupe mi pensamiento, desaparecerá como por arte de magia. Por eso ya no echo de menos viejos momentos. Solo los recuerdo con nostalgia, y si quiero recordarlos solo tengo que leerlos. Empiezo a sentirme mucho mejor, una vez más, he escrito algo para mi recuerdo.

Sk - Creando recuerdos...

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